Читать книгу Elige solo el amor: La relación divina. Libro VI онлайн

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Alma bendita del Padre. Dulzura de mi corazón divino y amante. Belleza de la creación. ¡Qué dulce es tu mirada! ¡Qué grande tu pureza!

Dime, alma iluminada, deleite de mi ser.

¿A dónde va el viento cuando sopla? ¿Qué cosa hace que se mueva?

¿De dónde surgen los tulipanes?

¿Quién hace cantar a las aves del cielo?

¿Dónde nace la luz?

¿Quién le ha regalado la belleza al sol?

¿Dónde mora el amor?

Hija del viento y de la luz. Amada de Dios. Mi corazón canta jubilosamente al estar contigo. Unidos somos, la luz del mundo. En nuestro amor reside la fuente de la vida, porque todo lo he creado para ti. Todo te pertenece porque todo es mío.

Te he dado la vida. Te he dado un corazón. Te he regalado la belleza de los mares. He creado la luz para tu gozo y las estrellas para tu alegría. Todo lo he hecho para ti. Todo lo que ven tus ojos y más allá, es regalo sagrado de mi amor por ti, destello de mi ser santo para mi amada.

Cuán bella es nuestra historia de amor. Cuán eterna. Cuán inacabada e inacabable. Nadie podrá escribirla jamás, porque lo que ocurre dentro del recinto sagrado de nuestra unión no puede ser visto ni oído por nada ni nadie, salvo por ti y por mí.

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