Читать книгу El concepto de justicia en la filosofía de Epicuro. Naturaleza y convención онлайн

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Consecuentemente, la ciencia de la naturaleza (physiología) queda formulada como la investigación de la causa (aitía) de los fenómenos fundamentales34 la cual está conformada por dos realidades contrarias: átomos y vacío. Mientras que los átomos son corpóreos e impenetrables, el vacío —que no puede actuar ni sufrir— es intangible;35 aún así, ambos principios operan en mutua correspondencia, sin que nunca el uno importe la exclusión del otro. Existe, además, aquello que se designa como propiedad (symbebekós) o accidente (sýmptoma) de los átomos. De esto resulta que las cosas, las inanimadas —como una piedra—, y hasta los dioses mismos, no constituyen sino cuerpos agregados (sýnkriseis) de átomos y vacío.

En dicho marco, los argumentos epicúreos dan cuenta del rol decisivo que juega la concepción del movimiento en esta teoría física, según la cual los átomos poseen intrínsecamente la causa de su movimiento. Es así que tienden, de manera continua, a agregarse según sus formas, a la vez que ostentan, también, la capacidad de desintegrarse; y todo ello se realiza en virtud de la presencia del vacío dentro de cada agregado. La gran diferencia que media entre los agregados y los principios de átomos y vacío reside en que, mientras la existencia de los primeros tiene un comienzo y un fin, esto no resulta aplicable ni para los átomos ni para el vacío, pues son eternos e indisolubles. Esta es, asimismo, la razón principal de que a los agregados les correspondan cualidades como, por ejemplo, el color. Los cuerpos eternamente inmutables, en cambio, no poseen cualidades que varíen con el tiempo; estas últimas solo pertenecen a los agregados, y dependen de su específica estructura atómica y de la configuración particular que aquellos asuman. En cuanto a los átomos, no tienen otros caracteres reconocibles que la figura (skhéma), el peso (báros) y el tamaño (mégethos).

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