Читать книгу El concepto de justicia en la filosofía de Epicuro. Naturaleza y convención онлайн
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En la medida en que, desde un punto de vista ético, el hombre tiene la tarea de direccionar sus acciones hacia el “télos —fin— natural” que es el placer (hedoné), conviene recuperar el uso que Epicuro realiza del término naturaleza (phýsis) en la Epístola a Meneceo para referirse al placer (hedoné) como bien primero (prôton agathón), congénito (suggenikós) y connatural (sýmphyton) a los hombres.52 Si bien se comprende que el placer (hedoné) sea declarado el principio (arkhé) y el fin (télos) de la vida buena,53 ello no implica, de ningún modo, que la naturaleza determine normativamente las acciones que los hombres debieran llevar adelante con este propósito.54 Tampoco funciona como legisladora secretamente normativa cuya acción se prolongaría en la justicia de las instituciones.
En consecuencia, es posible afirmar que Epicuro ha formulado, a través de diversos argumentos, un naturalismo complejo; este podría resumirse a partir de una serie de tesis y sus respectivas antítesis.55 Para empezar, se sostiene que la naturaleza está, ella misma, desprovista de finalidad. No obstante, el hombre debe vivir conforme a un fin de la naturaleza que resulta ser el placer. Se postula, igualmente, que la naturaleza es neutral. En conexión con ello, la conformidad a la naturaleza no implica para el hombre la sumisión a un deber ser objetivo; en cambio, el hombre se referencia a la naturaleza por un estado de hecho. Mediante el conocimiento de la naturaleza, el hombre sabe que ella proviene de un desorden; y así, el aparente orden que esta ostenta no es sino un pacto provisorio respecto de ese desorden primario. Luego, es por la conciencia de tal estado de las cosas que el hombre puede ordenar su propia alma y preservarla de la turbación. La naturaleza, por otra parte, establece límites y, en relación con ellos, el télos epicúreo es el término de un trabajo de inferencias.