Читать книгу Don Quijote de la Mancha онлайн

142 страница из 162

pues sé que está tu gloria conocida

en que mi vida llegue al fin tan presto.

Venga, que es tiempo ya, del hondo abismo

Tántalo con su sed; Sísifo venga

con el peso terrible de su canto;

Ticio traya su buitre, y ansimismo

con su rueda Egïón no se detenga,

ni las hermanas que trabajan tanto;

y todos juntos su mortal quebranto

trasladen en mi pecho, y en voz baja

-si ya a un desesperado son debidas-

canten obsequias tristes, doloridas,

al cuerpo a quien se niegue aun la mortaja.

Y el portero infernal de los tres rostros,

con otras mil quimeras y mil monstros,

lleven el doloroso contrapunto;

que otra pompa mejor no me parece

que la merece un amador difunto.

Canción desesperada, no te quejes

cuando mi triste compañía dejes;

antes, pues que la causa do naciste

con mi desdicha augmenta su ventura,

aun en la sepultura no estés triste.

Bien les pareció, a los que escuchado habían, la canción de Grisóstomo, puesto que el que la leyó dijo que no le parecía que conformaba con la relación que él había oído del recato y bondad de Marcela, porque en ella se quejaba Grisóstomo de celos, sospechas y de ausencia, todo en perjuicio del buen crédito y buena fama de Marcela. A lo cual respondió Ambrosio, como aquel que sabía bien los más escondidos pensamientos de su amigo:

Правообладателям