Читать книгу El Duque Y La Pinchadiscos. Un Dulce Romance Real онлайн

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En todos sus años, aquellas eran las primeras palabras críticas que su madre había dicho contra su marido. Zhi se levantó lentamente de su silla. El polvo contuvo la respiración mientras lo hacía. Cruzó la habitación en dos zancadas para llegar al lado de su madre.

—"No puedo arreglar esto, mǔqīn", dijo, utilizando la palabra formal china para referirse a la madre.

Aunque su madre creció en España, hija de inmigrantes de primera generación en el país, sus abuelos aún mantenían muchas de las viejas costumbres.

—"Ya no queda nada", dijo, tomando los papeles de sus delicadas manos. "Lo ha perdido todo. Nadie le prestará un peso, ni un penique, ni un céntimo a nadie con el nombre de Mondego".

—"¿No puedes pedir a tus amigos que intervengan?"

Los ojos de su madre permanecían abatidos mientras decía las palabras. Así supo Zhi que no había sido idea suya. El monstruo le había susurrado la idea al oído, tirando de sus hilos como un demonio sentado a su lado en el banco del piano.

Zhi sabía que se refería a Alex, el Príncipe de Córdoba. O tal vez se refería al propio rey. Solo había unos pocos años de diferencia entre Zhi y el rey Leónidas. Al ser Zhi una constante al lado de Alex, el rey y el hijo de un duque también habían forjado un vínculo.

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