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“¿Dónde está él? ¿No es acaso todo esto un horrible sueño? ¿Fue expulsado del cielo? ¿Nunca más se abrirán sus puertas para permitirle entrar? [...]. Si pudiera volver a ser como cuando era puro, fiel y leal, de buena gana abandonaría sus pretensiones de autoridad. ¡Pero estaba perdido, más allá de toda redención, a causa de su presuntuosa rebelión!”65

La realidad finalmente comenzaba a manifestarse en Satanás. Tanto Miguel como los ángeles que le eran leales le habían advertido a Lucifer de lo que sucedería si persistía en su rebelión, pero en su orgullo y arrogancia pensó que podría conquistar a Miguel y tomar su lugar como la máxima autoridad angelical en el cielo. Él tuvo la oportunidad de ganar, y perdió; ahora estaba sintiendo esa pérdida. Él quería volver. Elena de White escribió: “Y eso no era todo; había inducido a otros a rebelarse y los había arrastrado a su propia condición: a ángeles que nunca habían pensado poner en tela de juicio la voluntad del Cielo o dejar de obedecer la Ley de Dios hasta que él introdujo esas ideas en sus mentes al presentarles la posibilidad de disfrutar de mayores bienes, y de una libertad más elevada y gloriosa. Por medio de ese sofisma los engañó. Descansaba entonces sobre él una responsabilidad de la que le hubiera gustado liberarse”.66

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