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“Lo que la ciencia dice que es el mundo, en cierto punto, se ve afectado por las ideas, elecciones, expectativas, prejuicios, creencias y suposiciones que se presentan en ese momento”, escribieron los filósofos de la ciencia Peter Machamer, Marcello Pera y Aristides Baltas.24

Ciencia y fe

Las preguntas sobre cuán precisamente la ciencia puede expresar la verdad, o incluso si puede hacerlo, o qué significa expresar “la verdad”, se hacen especialmente pertinentes en el tema de la fe y la ciencia. Una gran cantidad de libros de los “nuevos ateos”25 retratan la relación entre la fe y la ciencia como enemigos irreconciliables: uno de ellos, la ciencia, es la búsqueda objetiva de la verdad; la otra, la fe, es la promulgación de la superstición y la ignorancia. Sin embargo, esta dicotomía es una distorsión, casi una caricatura. La filosofía natural, o “ciencia”, rara vez ha entrado en conflicto con la fe. Muchos de los primeros gigantes científicos (Copérnico, Kepler, Galileo, Newton) creían en Dios y no vieron su trabajo como algo que negara su fe. “El principal objetivo de todos los investigadores del mundo externo debería ser descubrir el orden racional y la armonía que Dios ha impuesto y que nos ha revelado en el lenguaje de las matemáticas”26, escribió Johannes Kepler.

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