Читать книгу La ruralidad que viene y lo urbano. Un despertar de la conciencia онлайн

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Resulta claro que la presión por el cambio de la ruralidad actual proviene actualmente más de ella que de la ciudad o que del Estado mismo. Los ruralitas no pueden lanzarse solos a una empresa de cambio estructural como la que aquí se propone. No obstante, pueden desplegar iniciativas que empiecen a contar con el apoyo de sectores sociales de las ciudades y que comprometan paulatinamente al Estado. Representa un gran reto lograr que estos tres actores se pongan de acuerdo y actúen al unísono, pero puede lograrse si existe la convicción y la conciencia de que es necesario y conveniente para toda la sociedad ahora y para labrar un futuro sostenible para todo el conglomerado. Aquí se aplica el principio derivado de la física cuántica: todo está relacionado con todo, todas las parte del organismo social constituyen una unidad, un todo.

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Como se señaló antes, lo rural y lo urbano se han considerado, desde la visión tradicional, en términos de una dicotomía, una dualidad, como si existieran dos realidades antagónicas con relaciones conflictivas, no convergentes. Bajo esta concepción, el subconjunto urbano explota al otro, le extrae excedentes y no le devuelve a cambio una justa retribución, lo considera una realidad atrasada y sin importancia dinámica para el crecimiento y el desarrollo. Al amparo de esa visión, la modernidad de la ciudad es el espejo que se le presenta a la ruralidad; allí debe verse y compararse. Las políticas públicas han sido coherentes con esa concepción, han privilegiado el desarrollo urbano y han buscado uniformar los modos de vida en general bajo el estilo moderno de las ciudades.

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