Читать книгу Un mundo made in China. La larga marcha hacia la creación de un nuevo orden mundial онлайн

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Si China no participa en la definición de esas pautas, estándares, no tiene otro camino posible que seguir la huella ya trazada por los otros poderes. Por eso trabaja para independizarse y establecer los suyos propios, intentando eventualmente que prevalezcan, tratando de internacionalizarlos sobre la base de aquella iniciativa de proyección global. En definitiva, se despliega con sus propias normas sobre un camino que está creando.

Pero el derrotero que planea seguir para alcanzar una sociedad “modestamente acomodada” (tal cual su pretensión explícita), no termina allí. Hay un último plano del que nos toca ser contemporáneos, testigos. Es uno de disputa hegemónica sobre el que se está escribiendo abundantemente en este momento, y que sólo presentaremos dada su contemporaneidad. Y es en este punto donde juntamos todo: se están disputando los espacios de hegemonía en la producción de aquella tecnología (conocimiento, saberes históricos) que va a regir gran parte de nuestra vida cotidiana, y para poder convertirse en quien establece las normas, estándares y procedimientos para hacer las cosas en el sector de las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC’s), hay que patentar los inventos primero, convertirlos en innovación y luego estandarizar los procesos, mundializar los formatos y alcanzar (antes) el lugar que pretenden todas las empresas de países poderosos (y no necesariamente grandes).

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