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«Es evidente —dice Blancas Bustamante— que la adopción de un determinado sistema lectoral habrá de influir en la gobernabilidad y la representatividad de las fuerzas políticas de cada sociedad y, de esa manera, sobre el carácter democrático de la sociedad y la participación de los ciudadanos»134. En consecuencia, la determinación de los distritos electorales, la adopción del sistema de mayoría relativa, los diversos métodos del sistema proporcional, entre otros muchos otros aspectos vinculados a los sistemas electorales, son materias que hay que tener en cuenta para determinar el carácter y composición de la representación popular. Y han sido justamente las críticas a la forma en que se han llevado a la práctica esas diversas alternativas uno de los argumentos esgrimidos con frecuencia para alentar e implantar como complementarias las diversas modalidades de la democracia directa.

4. Zagrebelsky recuerda las palabras de Antonio Gramsci, cuando dice que el cómputo de los votos no es la expresión del dominio de la mediocridad sino la manifestación final de un proceso de formación de opiniones colectivas en las que todos tienen la capacidad de ejercer su influencia, y que si aquellos que se creían los mejores no consiguen influir en el pueblo y quedan en minoría, deben acusarse a ellos mismos; no es, por tanto, un defecto de la democracia. Y si los que se sorprenden por ese resultado creen que se debe a falta de madurez política, es decir, que el pueblo puede equivocarse, ello no tiene mayor sentido, porque, así como ha podido equivocarse también puede tener razón. Dice Zagrebelsky que «el pueblo y sus decisiones siempre pueden ser puestos en tela de juicio, pero no con la intención de condenarlos (o exaltarlos) sino solamente con la intención de promover el cambio hacia lo mejor»135.

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