Читать книгу Las formas del árbol. 300 años de democracia en Chile онлайн

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Así ocurrió hasta 2009, cuando por fin logra ganar Sebastián Piñera, un empresario exitoso de centroderecha. Piñera llegó a la Presidencia en marzo del año siguiente, como una suerte de spin off de la Concertación de Partidos por la Democracia, que gobernó entre marzo de 1990 y marzo de 2010. Por lo demás, esta coalición de centroizquierda no hizo el esfuerzo de cambiar el modelo económico, sino más bien de perfeccionarlo, para darle un rostro más humano, a partir del eslogan de “crecimiento con equidad”, acuñado por el Presidente Patricio Aylwin y su ministro de Hacienda, Alejandro Foxley.

En suma, el éxito de la Concertación fue más político que económico, porque supo interpretar a una mayoría ciudadana que repudió a la dictadura y los atropellos sistemáticos a los derechos humanos; el terrorismo de estado y el cercenamiento de las libertades políticas y ciudadanas; las injusticias flagrantes y los abusos de poder. De haber sido genuinamente exitoso el modelo económico neoliberal, no habría tenido un repudio tan fuerte durante la explosión social de octubre de 2019. Esto, no obstante que algunos analistas explican este fenómeno como un simple quiebre de expectativas, debido a que -según ellos- la ciudadanía más vulnerable habría esperado más beneficios económicos de los gobiernos democráticos y en especial de Piñera dos, que se impuso ampliamente en la elección presidencial de 2017 con el discurso economicista de los “tiempos mejores”. Esto es, ofreciendo más crecimiento, más empleos y más bienestar. Sin embargo, los hechos demostraron que el modelo económico estaba agotado, que los gobiernos democráticos habían jugado todas sus cartas para mantenerlo con sus bases estructurales intactas, mientras le pedían a la gente que tuviera paciencia. Uno de los puntos críticos que desencadenó el quiebre de expectativas fue la constatación, de facto, del fracaso del sistema previsional privado de AFP, que prometía mejores pensiones que el antiguo sistema de reparto. Esto se sumó al cansancio colectivo frente al cúmulo de iniquidades observadas en los planos de la salud, la educación y la vivienda, así como en la distribución del suelo urbano, en las brechas de ingresos y en el reparto de los frutos del crecimiento económico.

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