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Nos pasamos los siguientes minutos en silencio. Ha oscurecido y solo las farolas iluminan las calles de Londres. Pese a que había oído en boca de turistas que es una ciudad triste, mi concepción cambió cuando me mudé aquí. Puede que sea porque la veo con los ojos de un artista. Todo en este sitio hace que me entren ganas de dibujar.

Intento concentrarme en las vistas para no pensar en que dentro de poco llegaremos a la fiesta, pero no funciona.

—¿Cuál es el plan? —La voz de Chloe rompe el silencio.

Finn intercambia una mirada conmigo a través del espejo retrovisor. Asiento para confirmarle que puede confiar en ella. No parece muy entusiasmado con la idea.

—Los demás no saben que Holland está en Londres, así que el primer paso es que se enteren —explica de todas formas.

—Habría sido más fácil subir una foto a Instagram —comenta Chloe con ironía.

—Es mejor en persona. Además, habrá mucha gente en la fiesta, por lo que no tendrás que quedarte a solas con ellos si no quieres —prosigue Finn—. Estaría bien que acordásemos con quiénes quieres hablar primero.

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