Читать книгу Psicoterapia breve psicoanalítica. Una experiencia de psicoanálisis aplicado. Clínica y teoría онлайн

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Como ya dije en otra publicación (A. Pérez–Sánchez, 1996), en líneas generales, encuadres psicoterapéuticos diferentes propician la emergencia predominante de unas ansiedades u otras. Por ejemplo, las ansiedades de separación estarán más presentes en las terapias individuales o duales, mientras que las ansiedades catastróficas y confusionales lo estarán en las modalidades colectivas (grupal y familiar). Aunque en ciertos casos, en los pacientes con una psicopatología grave, la separación del objeto no sólo estimula las ansiedades de separación, en el sentido de la pérdida del otro, sino las catastróficas, al mismo tiempo, en cuanto que el objeto es vivido como parte del propio individuo y por tanto su falta es sentida como la pérdida de algo de sí mismo, lo cual es fundamental, para la supervivencia psíquica.

El propósito de toda intervención terapéutica, desde la perspectiva psicoanalítica, consiste en promover el cambio psíquico o relacional versus la curación, es decir, la creación o desarrollo de un espacio mental continente de las experiencias necesarias para el crecimiento personal. Desde una perspectiva psicodinámica, curación es un concepto que sustenta fantasías omnipotentes, no tan sólo en los pacientes sino en los terapeutas. Así que no empleamos el término curación, sino otras expresiones que indiquen que la intervención que se ha realizado con el paciente ha ejercido alguna modificación en sus relaciones y en su mundo interno. Por ejemplo, hablamos de progreso, de mejoría, de crecimiento y, en última instancia, de cambio psíquico. En función de los criterios sustentados para referirnos a la cuestión de la salud y la enfermedad, diríamos que el cambio psíquico tiene lugar cuando el individuo ha sido capaz de ampliar su espacio mental para ser más continente de experiencias de su vida emocional –en particular las que implican dolor–; lo que comporta haber conseguido una mayor integración de diferentes aspectos de su self y de sus objetos (o imágenes internas, que se han formado en su interior a lo largo de su historia relacional) y una aceptación de la necesidad del otro, al tiempo que tolerando su autonomía. En realidad, es un proceso que no se acaba nunca, y por tanto, el objetivo terapéutico se logra, en cierta medida, cuando el paciente descubre/conoce su manera de relacionarse, con sus obstáculos y posibilidades y está dispuesto a continuar dicha tarea, (y descubre también lo inacabable de la misma) pudiendo entonces beneficiarse de la satisfacción y el enriquecimiento mental consiguiente.

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