Читать книгу La primavera de la Iglesia. Movimientos eclesiales, fieles laicos y nueva evangelización онлайн

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Juan Pablo II vio esto claramente cuando, en 1998, afirmó que los movimientos son uno de los frutos más significativos de la primavera de la Iglesia pos-conciliar y señaló que ellos son un motivo de esperanza para la comunidad eclesial y para los hombres de nuestro tiempo, una obra del Espíritu Santo. En su mensaje vislumbró esta nueva etapa asociativa caracterizada por diversos carismas comunitarios, que nuclean particularmente a laicos.

Su Santidad expresaba que no hay contraste u oposición entre la dimensión institucional y la carismática en la Iglesia, de la cual los movimientos son una expresión significativa, y que estas dimensiones son co-esenciales en su constitución divina. Ambas dimensiones hacen presente el misterio de Cristo y su obra salvífica en el mundo. Así el carisma de cada movimiento, en cuanto don del Espíritu para la Iglesia, contribuye a la realización de su misión en el mundo1.

Por otra parte, a la luz de las exigencias que plantea la nueva evangelización, las diversas asociaciones eclesiales ofrecen un valioso aporte y tienen un alto relieve en la vida de la Iglesia ante la creciente secularización que, con diversos matices y expresiones, constituye uno de sus mayores desafíos.

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