Читать книгу Conflicto armado y organización campesina. Memorias de la Asociación Campesina del valle del río Cimitarra онлайн
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Río abajo y río arriba
Las tierras baldías en el valle del río Cimitarra fueron refugio y alternativa para muchos campesinos que migraron de antiguas zonas de poblamiento, en un proceso que empieza en 1950 y se fue intensificando en las tres últimas décadas del siglo XX. Esto se tradujo en la formación de diferentes focos de colonización campesina donde se reunieron conocidos y desconocidos sustentados en los recursos naturales, los conocimientos y la herencia cultural de sus lugares de origen. Con ello, boyacenses, tolimenses, santandereanos, antioqueños, chocoanos y caribeños, entre otros, llegaron para quedarse y, aún en medio de condiciones difíciles, se aferraron a una tierra con un gran potencial de producción, rica en madera y agua.
El valle del río Cimitarra es una región que se circunscribe a la influencia de las más diversas problemáticas propias del Magdalena Medio relacionadas con la represión a la protesta social y las luchas de los múltiples movimientos sociales que allí confluyen, donde el circuito Yondó, Cantagallo, San Pablo, Remedios y Segovia es epicentro de disputa permanente por parte de los actores armados ilegales, ante la ausencia del Estado. En efecto, la región del Magdalena Medio es uno de los espacios geográficos y sociales del territorio colombiano donde convergen el conflicto armado y otros procesos históricos que le son afines, se trata de una región determinada también por el conflicto agrario y su violenta intensidad en las zonas de colonización, desplazamiento y recolonización. Aunque no sea oficialmente una unidad territorial político-administrativa, esta región12 comprende a los municipios ribereños del río Magdalena, desde La Dorada (Caldas) y Puerto Salgar (Cundinamarca) al sur; hasta Gamarra al norte, en el departamento del Cesar (Alonso, 1992). Vale la pena reiterar que este espacio histórico-cultural se definió al margen del Estado por quienes intentaron controlar sus recursos naturales, y que es vista por el Estado como un espacio de otredad, periférico, marginal y de frontera (Alonso, 1992).