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Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado. (Efesios 1:3-6)

En nuestro conflicto a lo largo de la doctrina de la predestinación, debemos comenzar con una clara comprensión de lo que significa la palabra. Aquí afrontamos dificultades inmediatamente. Nuestra definición está a menudo influida por nuestra doctrina. Podríamos esperar que si recurriéramos a una fuente neutral para nuestra definición - una fuente como el diccionario de Webster - evitaríamos tal prejuicio. No tenemos tal suerte. (O debiera decir, tal providencia.) Consideremos los siguientes artículos en el Webster’s New Collegiate Dictionary.

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