Читать книгу El falo enamorado. Mitos y leyendas de la sexualidad masculina онлайн

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Al pensar al padre como una especie de noble defensor de la ley que prohíbe el acceso a la madre, Freud lo confundió con la causa del impedimento; olvidando que una prohibición con apariencia paterna, puede encubrir otra prohibición mucho más fundante, que no es ni materna, ni paterna, y que no tendría «rostro humano»: la prohibición constitutiva de la palabra. La pérdida constitutiva de la «cosa» que es parte de la ley del lenguaje no tiene rostro humano.

Al eludir la prueba del enfrentamiento con la Esfinge usando todas las armas, no sólo la inteligencia, Edipo quedará condenado a compartir el lecho con su madre. La liberación de lo femenino queda impedida en el destino de Edipo como referente universal de la sexualidad masculina.

Goux finaliza diciendo que el mundo moderno, «edipizado», vive del suicidio permanente de la Esfinge, o sea del triunfo de la inteligencia en continuidad con la razón y la conciencia de sí mismo (recordemos que Edipo responde «el hombre», es decir, «yo», al enigma de la Esfinge). Por eso mismo mantiene con lo femenino una sensibilidad incompleta y por así decirlo, atrofiada, o un estado de guerra permanente.

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