Читать книгу El falo enamorado. Mitos y leyendas de la sexualidad masculina онлайн

32 страница из 36

Lacan según Goux descubrió y sostuvo que el fantasma edípico no da cuenta del deseo sexual masculino en su radicalidad esencial. Pero no siguió adelante, «nunca sistematizó su propuesta inicial de destruir al Edipo freudiano».

Las críticas de Goux, tanto a Lacan como a Freud, a partir de su análisis diferencial del mito edípico y de sus anomalías, lo llevan a la siguiente conclusión:

«Aquel que no mata al monstruo mujer en un combate sangriento desposará a su propia madre. La relación del héroe con lo masculino implica pasar por una prueba de iniciación que le es impuesta por un rey que no es su padre, a quien no tiene por qué matar». [5]

Dicho de otro modo: el incesto y el parricidio serían resultados perversos, distorsionados, pero coherentes, dentro de la estructura paródica del mito de Edipo; resultados perversos y distorsionados de dos faltas: una respecto a lo femenino y otra respecto de lo masculino.

En el monomito no hay oposición entre autoridad paterna y deseo sexual.

El rey impone una prueba peligrosa, el joven héroe en lugar de abstenerse de responder al mandato que lo envía a una muerte probable, acepta el desafío, por orgullo, por honor. Transformarse en hombre, asumiendo el riesgo de morir, es un deseo muy poderoso en el que converge la obediencia al mandato del rey y la realización de un destino sexual no incestuoso que exige precisamente pasar por esa prueba.

Правообладателям