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Trajano contestó a Plinio después de recibir su misiva, diciendo que no buscara a los cristianos, pero cuando se les acusara deberían ser castigados, a menos que se retractaran.

Otra mención reconocida por muchos historiadores que habla de Jesús, ya en el siglo II, es del historiador romano Tácito, quien vivió del 56 al 118 d. C. Tácito menciona a Cristo en sus Anales, escritos hacia el año 116 d. C. Ahí habla de Nerón y del incendio de Roma, que sucedió en el año 64 d. C. Tácito informa de la sospecha que existía acerca de que el propio emperador había ordenado prender fuego a la ciudad, diciendo:


Para acallar el rumor, Nerón creó chivos expiatorios y sometió a las torturas más refinadas a aquellos a los que el vulgo llamaba cristianos (que era un grupo) odiado por sus abominables crímenes. Su nombre proviene de Cristo, quien bajo el reinado de Tiberio, fue ejecutado por el procurador Poncio Pilato. Sofocada momentáneamente, la nociva superstición se extendió de nuevo, no solo en Judea, la tierra que origino este mal, sino también en la ciudad de Roma, donde convergen y se cultivan fervientemente prácticas horrendas y vergonzosas de todas clases y de todas partes del mundo.

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