Читать книгу Crema volteada онлайн

8 страница из 29

En los países de Europa el Este, efectivamente una gran cantidad de población se fue –como sugerían Los Prisioneros –a los países de la UE: el goce del Modelo estaba disponible al otro lado de fronteras finalmente sin cerrojo. Después de ir y venir durante años de entrenamiento autoritario, nosotros, por fin, aprendimos a calcar bien y rápido. Llenos de ilusiones, nos dedicamos desaprensivamente a copiar la versión copiada de “Occidente” que calcaban los de arriba. Como anticiparon Los Prisioneros, estos solo consiguieron ser reconocidos como “occidentales de segunda”– un “producto no auténtico”, digno de ser transado en veredas. Y se apresuraron por extender un desprecio duplicado a quienes los copiaban a ellos.

Auto desvalorizándonos, pero ilusionadas en llegar a ser iguales al Modelo copiado, no conseguirlo constituye una frustración devastadora. No poder ser lo admirado a pesar del esfuerzo puesto en calcar, es una receta segura para la ira. Una rabia que se acumula y se cuece con lentitud en silencio, dirigida en primer lugar en contra de nosotras mismas. Sospechar que como personas individuales no estamos a la altura del Modelo admirado, tarde o temprano, explota colectivamente en un enojo compartido sorpresivo. Hemos visto cómo ocurre en todo el mundo que se embarcó en la misma copia, treinta años atrás.


Правообладателям