Читать книгу Crema volteada онлайн

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Después de la segunda guerra del siglo pasado, enfrentamos una situación similar. Agotado el sistema basado en la exportación de salitre, el capital privado no sabía adónde ir. Entra el Estado manejado por una clase profesional y técnica preocupada de la Nación, que le abre una nueva posibilidad histórica a Chile: la industrialización, la integración latinoamericana. Hasta hace poco estaba de moda evaluar negativamente esa visión y ese empuje que duró hasta los años setenta. Pero ahí está la Endesa, privatizada con otro nombre, así como Celulosa Arauco y Celulosa Constitución (¿el mayor grupo empresarial de Chile hoy?), la CAP y la ENAP, el Banco Estado, entre otras empresas, vivitas y coleando, entre ellas algunas de la gran minería nacional. Todas le han prestado una gran servicio a Chile. Nuestros profesionales, técnicos y trabajadores especializados bien pagados se formaron en ellas.

La clave no fue tanto el Estado, como la emergencia de una clase –empresarial, profesional– y sus expresiones políticas, que osó hacerse cargo del futuro del país, inventando una dirección para llevarlo como Nación.


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