Читать книгу Si persisten las molestias. Noticias de algunos casos de ceguera ilustrada онлайн
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El otro actor, con parecida importancia, son los intelectuales mediáticos. Siempre ha habido alguna presencia de escritores, historiadores, en el espacio público –Daniel Cosío Villegas, por ejemplo. En los años ochenta, noventa, hay un cambio: hay una importante inversión de dinero público para sostener la conversación pública de un grupo relativamente pequeño de intelectuales, las revistas Vuelta y Nexos para abreviar, proliferan los programas de análisis político, o de conversación sobre temas políticos, en la radio y la televisión, y hay una transformación de la prensa, impulsada en particular por el diario Reforma, que hace de los artículos de opinión el atractivo básico de los periódicos.
Se formó así un pequeño conjunto de notables, conocidos sobre todo porque aparecían en la televisión, y porque opinaban en la prensa: eran los interlocutores privilegiados del gobierno, que acreditaba así su apertura en un diálogo fundamentalmente moderno, y eran la encarnación concreta de la Sociedad Civil. Obligados a opinar sobre todo, de improviso, según los accidentes de la coyuntura, se convirtieron en portavoces del sentido común de la época. También sirvieron como garantía de integridad en todos los consejos “ciudadanos” que acompañaron el proceso de transición. Seguramente no hace falta decirlo, pero su autoridad dependía de que no formasen parte en ningún sentido del aparato de gobernación del antiguo régimen.