Читать книгу Noche sobre América. Cine de terror después del 11-S онлайн
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Ante semejante panorama, ¿dónde se hallan esos cambios en la hegemonía a los que hemos aludido anteriormente? A principios de la década, tuvo lugar una reescritura no sólo del papel imperial de Estados Unidos, sino también del pacto social entre Estado y sujeto: en pocas palabras, la sociedad civil renunciaba a una serie de libertades individuales a favor de un Estado vigilante, que garantizase su seguridad de manera permanente. A finales de la década, asistíamos a un bombardeo neoliberal —político y mediático— que tenía por objeto zapar los cimientos del Estado de bienestar; a un frenesí legislativo que iba drenando los derechos laborales y civiles en pos de una mágica austeridad que, milagrosamente, habría de devolver la confianza a los mercados. Las reformas se sucedían a un ritmo de vértigo, privilegiando —como comentaba Slavoj Žižek (2011: 15)— la pulsión supersticiosa de la acción por encima del pensamiento o del diálogo.
Si hubiéramos de condensar en una sola palabra el ambiente social y cultural del último decenio, ésta sería miedo: el miedo al terrorismo y el miedo a quienes pretenden salvarnos de él, el miedo derivado de la pérdida de derechos sociales y el miedo a luchar por ellos. Es el nuestro un miedo institucionalizado por el poder y los medios de información, pero también un miedo cotidiano, a perder el trabajo, a quedarse rezagado, un miedo que no es otro que el de ser un náufrago a la deriva de los mercados, que carece de todo amparo social, estatal, político e incluso familiar. En este sentido, no ha de extrañarnos que el cine de terror se erija en discurso privilegiado para expresar los miedos cotidianos e institucionales que se ciernen sobre nuestro naufragio.