Читать книгу Noche sobre América. Cine de terror después del 11-S онлайн

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Nuestra historia del género entre 2001 y 2011 necesariamente asume una sistematización artificial. Aun así, somos conscientes de que los procesos políticos y económicos que jalonan la década tienen un pasado remoto y un futuro ignoto: el primero puede estudiarse, el segundo queda en suspenso. Por otro lado, cuando analizamos el desarrollo del género, nos percatamos de que la relación entre hecho histórico y representación cinematográfica no es inmediata ni causal: siempre existe un desfase, un breve lapso en el que el cine anticipa los cambios o, más a menudo, reflexiona sobre ellos. Es más, la industria cultural arrastra siempre cierta inercia, aquella que le impele a exprimir una moda hasta agotarla. La producción de terror tiene unas normas, una mitología propia y una historia del gusto, y muchos directores están más atentos a las reglas del género que al estado de las cosas. Debemos comprender la lógica del género; pues, como advierten Aviva Briefel y Sam Miller (2011: 5): «Tratar al monstruo como un signo que conduce de manera transparente a un ulterior significado implica subestimar su presencia material, la cual es tan crucial para el cine de terror como lo es para la literatura gótica».


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