Читать книгу Experiencias pedagógicas en pandemia онлайн
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Organizar las actividades respetando también los tiempos de descanso, de recreo, fue necesario. Y los fines de semana, en el mejor de los casos, darles lugar a los juegos, a compartir en familia esos juegos que hacía mucho no jugábamos, a compartir series, películas, aprovechar ese tiempo que en otros momentos tal vez extrañábamos, porque nos encontrábamos “sin tiempo” para compartir con nuestros hijos.
En abril ya sabíamos que no volveríamos a las clases presenciales por un tiempo extenso. Privilegiando el cuidado de la salud, el sistema educativo siguió buscando nuevos caminos para seguir educando. Físicamente se hacía imposible el regreso a las aulas; sin embargo, el concepto de continuidad pedagógica comenzaba a instalarse desde otro lugar.
“Ya nada será igual”: frase que se fue escuchando cada vez con mayor fuerza. La educación que se viene, la docencia que se viene, la vida que se viene: adultos, jóvenes y niños comenzaban a pensarlo. Cambiaron los tiempos, cambió la vida social, cambió la educación y con ella todo lo que implica. Se elevaron voces y opiniones como “Ya no volveremos a la escuela de antes”, “Ya no volveremos a la universidad de antes”. Empezar a pensar en nuevos espacios áulicos, menos estudiantes por aula, mayor distancia física entre ellos y con los docentes, recreos distintos, más trabajos online, menos horas de clases presenciales, pareciera ser el mundo que se viene: hipótesis sobre lo que vendrá. Nos empezamos a preparar para otro mundo.