Читать книгу Transpersonalismo y decolonialidad. Espiritualidad, chamanismo y modernidad онлайн

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ssss1. Entrevista de Diego R. Viegas, julio de 2016. Sarmiento obtuvo simbólica, simple, y sintéticamente el conocimiento de la teoría de poblamiento americano por el estrecho de Bering y al mismo tiempo la noción de 1492 como “choque de los extremos oriental y occidental” a través de una intuición en estado no ordinario de conciencia.

ssss1. Obtuvo este conocimiento por décadas de lecturas académicas sobre historia, filosofía y antropología.

ssss1. El antropólogo inglés Graham Townsley (2001, citado por Narby, 2009) comenta sobre la mengua de los chamanismos entre los pueblos indígenas: “Como todos sabemos, en muchas partes del mundo estos han sido violentamente pisoteados. En otros, donde los indígenas están tratando de unirse a lo que ellos perciben como el apasionante mundo del futuro, el chamanismo empieza a parecerse a la antigua fórmula del abracadabra y directamente está siendo olvidado. De un modo u otro, la llegada de la modernidad y su parafernalia es generalmente la sentencia de muerte de estas visiones del mundo diferentes, primitivas, animistas o como se las quiera llamar. El interesante reflujo de esta corriente central de la historia es que, así como las visiones «primitivas del mundo» perecen al interior del nuevo sistema mundial, están echando raíces en su centro. Para las clases medias urbanas, saturadas con la parafernalia de la modernidad y aburridas del mundo vaciado de su sentido, el chamanismo, el vudú, la brujería y todo lo primitivo de repente parece muy atractivo. Se trata, pues, de un interesante entrecruzamiento histórico. Para los llamados primitivos, los marginados y, por lo general, los carentes de poder, la promesa de la modernidad son las cosas, la comodidad y la seguridad. Para los llamados modernos, la promesa de lo primitivo es lo único que les falta –un significado para sus vidas–. Esta prisa primitiva por lo moderno y la prisa moderna por lo primitivo es una de las características raras, pero bien reconocidas, del actual panorama cultural de nuestro mundo. Y muchos de nosotros nos pasamos la vida recorriéndola”. Por su parte, la antropóloga francesa Rama Leclerc (2004, citada por Narby, 2009: 44-45) afirma que el chamanismo shipibo está cambiando rápidamente (sus palabras valen para casi todos los otros pueblos amazónicos): “Algunos chamanes jóvenes en comunidades urbanizadas incorporan plegarias cristianas en sus sesiones y también consideran que los espíritus de los animales y las plantas, de los que los chamanes tradicionales obtienen su poder, son subfuerzas creadas por un ente superior, Dios. En consecuencia, los chamanes modernos, como se llaman a sí mismos, deben establecer contacto directo con la fuente de poder superior. Como reacción, algunos chamanes viejos señalan que la generación más joven está fallando en respetar las estrictas reglas del aprendizaje y que carecen de conocimiento sobre el mundo animal”. En ese sentido en nuestras propias investigaciones en el noroeste argentino, México y Perú, hemos visto por un lado que las generaciones indígenas más jóvenes se alejan de los conocimientos tradicionales, y en ciertos casos, cuando se acercan, lo hacen muchas veces con un objetivo económico: visitar las grandes urbes, donde cualquier romanticismo “primitivo” es bien pagado. Por otro lado, las sacrificadas formaciones clásicas requeridas para un payé, un onanya, una machi, sufren limitaciones a causa de la destrucción o pérdida de los hábitats naturales, el saqueo de territorios, la carencia de ancianos maestros, la muerte prematura de posibles candidatos por desnutrición y otras enfermedades curables o prevenibles y la nefasta influencia del evangelismo colonizador e intolerante en aquellos sitios marginalizados. Por ejemplo: los abuelos de nuestro amigo don Héctor Sarmiento (aiéwuj chorote de Tartagal) podían “materializar” de algún modo los daños y las enfermedades que extraían de los pacientes en forma pública. Las circunstancias actuales no permiten que él o sus descendientes puedan hacerlo, y este tipo de poderes desaparecen al no dársele ejercicio y al no continuarse generacionalmente. Tampoco sus vecinos evangelistas le permiten cantar, por lo que sus cantos se han silenciado y solo los pronuncia en su mente. Tras sobrevivir a todos estos obstáculos y degradaciones, finalmente es posible también que ningún descendiente quiera hacerse cargo de sus poderes, con lo cual la tradición hereditaria chorote podría desaparecer en esta generación, como tantas otras. Ciertas dietas chamánicas tradicionales amazónicas precisan un aislamiento social tan pronunciado que ya han dejado de practicarse, ya que ni en la selva existen sitios de varios kilómetros a la redonda en que no haya viviendas, ruidos artificiales, industrias, caminos o personas.

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