Читать книгу Mercados del lujo, mercados del arte. El gusto de las elites mediterráneas en los siglos CIV y XV онлайн
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En 1443, pocos barceloneses podían reclamar un retrato fidedigno a un artista y ningún pintor local estaba en disposición de proporcionarlo. Ocurre otro tanto con alguna de las características más sobresalientes del retablo: la construcción perspectiva, otro de sus rasgos «flamencos». Los concellers, no obstante, eran clientes informados de que tales particularidades «pictóricas» significaban las realizaciones de los artistas más reputados de Brujas, entre los cuales Jean van Eyck, ya fallecido. Algunos de ellos tenían importantes intereses comerciales en la ciudad y la conocían directamente, o residían en ella familiares muy cercanos. Es el caso de los Junyentssss1 y los Llull.ssss1 También estaba informado el rey, de ahí su interés por enviar a Flandes a Lluís Dalmau para que actualizara su sintaxis formal.
Dalmau pudo retratar a la moderna a los promotores del retablo, a los pies de la Virgen y, además, pintar para alguno de ellos su efigie aislada. Lo prueban las noticias de sendos inventarios. En 1488, el de la residencia de Beltran Ramon Savall, donde se registra: una tabla de fust, petit, en lo qual estava pintat mossen Ça Vall quondam, pare del dit defunt, vestit com a conseller;ssss1 por su parte, en la casa de Joan Llull, por esos mismo años, se computa una ymage pintada en un post, on és pintada la cara de mossèn Johan Llull, para del dit deffunt.ssss1 El interés de estas noticias es indudable puesto que certifican la impronta en Barcelona, en los años cuarenta del siglo XV, de otra de las novedades consustanciales al modelo flamenco: el retrato individualizado. Su incidencia en la Corona de Aragón se ha estudiado a partir de ejemplos más tardíos.ssss1 A estos ejemplos pueden sumarse ahora los ya invocados y la taula pintada ab una testa de home encapironat que aparece, a su muerte († 1481), entre los bienes del pintor valenciano Bartomeu Baró.ssss1 Esta última obra evoca innumerables ejemplos surgidos de los talleres flamencos desde Jean van Eyck y podría tratarse del modelo que el pintor valenciano mostraba a sus potenciales clientes. De ser así, y a pesar de tratarse de una pintura a la carta, las reducidas dimensiones del «retrato» lo aproximarían a la producción pictórica que, por su menor coste, se situaba al margen de los contratos, una razón que podría explicar el escaso impacto de esta modalidad en la documentación vernácula. En cambio, la post en que ha pintada una testa del gran Joannes, documentada en el inventario de un notario mallorquín en 1505 y vendida a un alto precio poco después, parece una pieza importada.ssss1