Читать книгу Los profesores de Segunda Enseñanza en la Guerra Civil. Republicanos, franquistas y en la "zona gris" en el País Valenciano (1936-1950) онлайн

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En Italia, como en España, cuando se habla de «zona gris» no se hace referencia a una actitud política. Allí, como aquí, se impuso el primum vivere ante todo. La gente optó por desaparecer, encerrarse en su cascarón, no comprometerse con ninguno de los bandos en lucha y esperar un rápido final de la guerra. Nosotros utilizamos la expresión «zona gris» aplicada a la problemática de la Segunda Enseñanza durante la Guerra Civil en alusión a un área que no está claramente delimitada. En ese tiempo de guerra y en el que siguió tras la victoria franquista, un extenso grupo de profesores se situó entre las dos minorías activas en la contienda. Muchos de ellos oscilaron entre la adaptación forzada y la colaboración entusiasta con el bando sublevado. Algunos mostraron una postura que se fue transformando durante el conflicto y sobre todo en el periodo inmediatamente posterior. Durante y después de la guerra es indiscutible que la colaboración a ras del suelo de una parte de la población fue fundamental para la victoria de los rebeldes y la posterior consolidación del régimen franquista en España. Pero no siempre es fácil establecer una separación radical entre cooperadores y resistentes, vencedores y vencidos. No solo es prácticamente imposible establecer departamentos estancos entre las distintas categorías, sino que las actitudes de los sujetos son plurales y cambiantes y pueden convivir de manera contradictoria en el tiempo o en un mismo individuo. Dentro de esa «zona vasta gris, compuesta por la masa informe de los que observaban indecisos, paralizados o incapaces de elegir su campo, y cuya actitud evolucionó, en algunos casos, a lo largo del conflicto», en palabras de Enzo Traverso,9 encontramos toda una variedad de grises. No podemos olvidar que, en las décadas de los años treinta y cuarenta, la mayoría de los profesores de Segunda Enseñanza eran burgueses biempensantes, es decir, que pensaban de acuerdo con las ideas tradicionalmente dominantes de signo conservador, y reaccionaron con arreglo a su clase. «No era fácil tomar partido cuando la guerra amenazaba la estabilidad personal trabajosamente lograda», tal como ha visto José-Carlos Mainer en su estudio sobre el papel de los intelectuales en el periodo de 1936-1939.10

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