Читать книгу Los profesores de Segunda Enseñanza en la Guerra Civil. Republicanos, franquistas y en la "zona gris" en el País Valenciano (1936-1950) онлайн

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En el Instituto de Requena, fundado durante la dictadura de Primo de Rivera, en 1928, la exoneración forzosa de docentes que impuso la República hizo estragos. Diez de sus once profesores fueron declarados disponibles gubernativos por desafectos al régimen republicano en el verano de 1936. Todos fueron obligados a desempeñar oficios manuales y burocráticos sin remuneración, impuestos por el comité revolucionario que gobernaba el pueblo en esos días. Juan Grandía Castella, profesor de Francés, pasó a ser contable en un hospital de sangre; Luis M.ª Rubio Esteban, profesor de Ciencias Naturales, se convirtió en el escribiente del Comité ejecutivo popular; José Pérez Hernández, agregado interino de mecanografía, se vio obligado a trabajar cavando zanjas para riego, y Camilo Chousa López, profesor de Lengua y Literatura, a extender recibos en un fielato de consumos situado a las afueras de la ciudad y a despachar en una cooperativa de ultramarinos.47 Estos cuatro y el resto de sancionados, si querían ser readmitidos, junto con un cuestionario debidamente cumplimentado donde se les pedía que expusieran «el concepto que tenían de sus deberes para con la República y con el gobierno en esos momentos» y contestaran preguntas sobre los cargos que habían tenido a nivel profesional y las filiaciones políticas y sindicales, tenían que aportar avales que justificaran su pertenencia a partidos y organizaciones que se habían mantenido fieles a la República (especialmente sindicatos como la FETE48 y la CNT), y certificados de afinidad ideológica expedidos por los comités antifascistas locales.49 El modelo de cuestionario que debían rellenar se publicó el 30 de septiembre en la Gaceta de Madrid, allí constaba que era preceptivo rellenarlo para solicitar el reingreso en la Administración educativa.50

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