Читать книгу La constelación tercermundista. Catolicismo y cultura política en la Argentina 1955-1976 онлайн

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Por su parte, el sacerdote jesuita Enrique Laje, desde la revista Estudios, también invitaba a reflexionar acerca de las transformaciones que estaban produciéndose en la Iglesia a partir del Concilio e introducía una lectura crítica sobre las acciones del MSTM que contrariaban la unidad de la institución. Uno de los problemas centrales que se evidenciaban en la Iglesia era el de la relación entre el ministerio jerárquico y el profetismo. Sin embargo, los propios documentos conciliares demuestran –a su criterio– que no hay oposición dialéctica entre ellos, sino más bien “complementación dentro de la unidad de la Iglesia”. Acaso, “¿puede ser un buen profeta el sacerdote que aparta a los fieles de la comunión con su obispo, aunque este sea preconciliar? O ¿el obispo que no escucha a su clero (Lumen gentium, Nº 27,3) o que obra como si no hubiera habido un concilio?” (Laje, 1970a: 17-20). Por último, se enfatizaba en el deber cristiano de buscar el bien común, pero dicha búsqueda solo podía llevarse a cabo sobre la base del diálogo y la obediencia, ante lo cual era necesaria la subordinación pues la decisión última corresponde “siempre a la autoridad legítima”. Al referirse específicamente a la polémica del MSTM y la Comisión Permanente del Episcopado, tras analizar los preceptos del Magisterio sobre la relación Iglesia-Estado y la cuestión de la propiedad privada, concluye que “no se puede identificar el Evangelio con ningún sistema, partido o movimiento político; tampoco es propio del sacerdote como sacerdote actuar en, o comprometerse con, ningún partido, sistema o movimiento político, aunque estos se inspiren en principios cristianos. Esta acción y este compromiso son propios del ciudadano y no del sacerdote” (14-19).

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