Читать книгу Poder Judicial y conflictos políticos. Volumen I. (Chile: 1925-1958) онлайн

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Desde luego, faltó una dirección segura, una espina dorsal ideológica a ese movimiento, que fue esencialmente emocional, una improvisación que respondía a un clamor que hacía presa en el ánimo de los marineros y suboficiales. Pero ellos no sabían a dónde ir ni qué hacer. ¿Qué habrían hecho, de triunfar su movimiento? Se levantaron, en realidad, en respuesta a una indignación desesperada, a un justo temor de perder su pan, pero carecían de organización y dirección políticas. Sus jefes mismos, comenzando por Ernesto González, no eran capaces para dirigir y encauzar el heroico impulso de sus hombres126.

La Sublevación: 31 de agosto- 7 de septiembre de 1931

El movimiento empezó en el acorazado Latorre que se encontraba en la bahía de Coquimbo127. Los oficiales fueron encerrados en sus camarotes. Un radiograma informó al Gobierno de los planteamientos de los amotinados en el acta siguiente:

En la noche del 31 de agosto al 1 de septiembre de 1931, las tripulaciones de la Armada, que hasta aquí han sido esencialmente obedientes, y que no han deliberado jamás ante los flujos y reflujos de los apasionamientos políticos, sino que por el contrario han sido juguete de los mismos, empleándoseles para levantar y derrocar gobiernos, han visto que todas esas maniobras no han hecho otra cosa sino que hundir cada día más al país, en la desorganización, en el descrédito e insolvencia.

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