Читать книгу Revistas para la democracia. El papel de la prensa no diaria durante la Transición онлайн
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En ese mismo número de diciembre un editorial titulado «El pueblo pide voz y voto» analizaba el primer discurso del Rey, que si bien «no amplió el margen de expectativa, tampoco lo disminuyó». El reformismo de Arias era ya insuficiente «para las aspiraciones de la sociedad española» y la muy parcial amnistía, que dejaba fuera desde los exiliados hasta los militares de la Unión Militar Democrática (UMD), constituía «la primera oportunidad desaprovechada».ssss1 Sí se veían indicios de cambio en otras instancias, como la Iglesia, que había hablado por boca del cardenal Tarancón en su sentida homilía.ssss1 Amnistía −«el fin de nada, sino el comienzo de todo»− era de nuevo la palabra más utilizada en la mesa redonda sobre «Reforma o ruptura» del número correspondiente a enero de 1976, donde toda la oposición se mostraba de acuerdo en no participar en el proyecto de Arias para una «democracia parcelada».ssss1
Durante los primeros meses de 1976, Cuadernos reflejó, quizá mejor que ninguna otra publicación de la época, los tanteos y las reflexiones sobre las vías de salida del impasse provocado por un equilibrio de fuerzas entre el régimen y la oposición. Si Juan Carlos no había heredado el poder carismático de Franco ni podía conformarse con ejercerlo por medio de la represión, debía buscar una legitimidad democrática.ssss1 A mediados de junio, con motivo de su discurso ante el Congreso de los Estados Unidos y sus declaraciones a la revista Newsweek, un editorial titulado «Otro gobierno para las promesas del Rey» reclamaba la dimisión de todo el Gabinete, pues «ni Arias ni Fraga están a la altura de las circunstancias».ssss1 Cuadernos había apostado por Areilza y, cuando se llevó a cabo el deseado cambio de gobierno menos de dos semanas después, la inesperada designación de Suárez mereció una portada en negro, con una pequeña foto en el centro del nuevo presidente con la camisa azul de Falange y un expresivo titular: «El apagón». El coautor del rotundo editorial, Rafael Arias-Salgado, se convertiría poco después en jefe del Gabinete político de Suárez y en diputado, ministro y secretario general de UCD.ssss1