Читать книгу Revistas para la democracia. El papel de la prensa no diaria durante la Transición онлайн

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Había una «redacción paralela» en Barcelona, integrada entre otros por Carmen Alcalde, Alfonso Carlos Comín y Josep Maria Huertas Clavería, y como muestra del nuevo estilo que deseaba imponerse se reunió un amplio equipo de humoristas, del que formaron parte en algún momento Nuria Pompeia, Cesc, Peridis, Ops, Perich, Layus o Al-Caín.ssss1 Los editoriales, santo y seña del mensual, perdieron su papel preponderante y su número se redujo de una media de siete u ocho a uno, o dos excepcionalmente. Las fotografías, en su mayoría obra de Manuel López Rodríguez, aligeraron sus páginas, que en esta época se imprimieron en papel satinado, lo cual encareció notablemente su precio desde las 25 pesetas que costaba en 1963 a las 50 pesetas en 1977 y 60 en 1978.

No pasaría mucho tiempo para ver algunos de esos nombres pasar a la política activa en las filas de la UCD, el PCE o el PSOE. A pesar de su original proyecto democristiano, a esas alturas la revista era percibida como muy cercana al Partido Socialista, en el que se habían integrado varios de sus fundadores, como Elías Díaz, Gregorio Peces-Barba, Leopoldo Torres Boursault, José Félix Tezanos, Tomás de la Quadra, Fernando Ledesma, Virgilio Zapatero, Liborio Hierro, Menéndez del Valle, Julián García Valverde, Javier Gómez Navarro, Martínez Alés o, aunque fuera sin carnet de militante, Pedro Altares. Hasta los servicios de información consideraban Cuadernos para el Diálogo «abiertamente PSOE», mientras que situaban a Triunfo «en la línea más intelectual y analítica del PCE», por más que Altares insistiera a menudo en que «no somos los voceros oficiales u oficiosos de ningún grupo o partido político».ssss1

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