Читать книгу Revistas para la democracia. El papel de la prensa no diaria durante la Transición онлайн

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Ante la aplicación de la Ley de Reforma Política y la preparación de las elecciones previstas para junio de 1977, Cambio 16 insiste en la unión de Gobierno –que no puede con todo sin la transformación de los aparatos del Estado– y oposición, necesidad acentuada por el encadenamiento de los secuestros y atentados terroristas de los primeros meses, con los diez muertos de Madrid por la extrema derecha y la extrema izquierda, en apenas una semana. Tras el editorial conjunto de los diarios de Madrid del 29 de enero, Cambio 16 lanza un doble mensaje: «De paso atrás, nada» y «Lealtad»ssss1 como requisito básico, con la calma de todos, para ganar la batalla contra la monarquía democrática. Y subraya el papel de la prensa, que «hizo lo que pudo en favor de la paz con una unanimidad probablemente inédita en el periodismo mundial».

La sospecha de una mano oculta que mueve las acciones del misterioso GRAPO se refuerza tras la resolución policial de los secuestros de Oriol y del presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, Emilio Villaescusa, lo que acentúa la necesidad de cambios en la policía, «cambiar de verdad».ssss1 Una sospecha que, en cuanto a la extrema derecha, se señala en los aledaños de Fuerza Nueva y del sindicalismo falangista, «el sindicato del crimen». La bienvenida crítica y esperanzada a la legalización del PCE, con la desaparición simultánea del Movimiento y de la censura de prensa implícita en el artículo 2 de la Ley Fraga, son «dos enormes zancadas hacia la normalidad».ssss1 El aplauso de la candidatura electoral de Suárez como garantía ante el retorno de los «brujos» Fraga y Ariasssss1 es acompañada de la denuncia de la ceguera del Gobierno ante un «Euskadi en llamas». Con este sabor agridulce, Cambio 16 saluda los resultados electorales ya comentados con el deseo de «enterrar la guerra civil y volver los fantasmas a sus tumbas».

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