Читать книгу Revistas para la democracia. El papel de la prensa no diaria durante la Transición онлайн

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En medio de una época de politización rampante, Interviú presta mucha atención a algunas de las luchas sociales más destacadas, que otros medios olvidan, como «Los “güertanos” contra el Marqués de Mondéjar» (14 de diciembre de 1978). Y también a colectivos marginados o en riesgo de exclusión como «En busca del subnormal perdido» (4 de agosto de 1977), «Despedidas por lesbianas en una fábrica de Valencia» (14 de diciembre de 1978), «Mi vida en Carabanchel» (10 de marzo de 1977) o «Profesión delincuente. Los que no pueden elegir» (16 de junio de 1977).

Y, por supuesto, la incorporación, podríamos decir, desacomplejada de los nuevos personajes del mundo político, que contribuyó a visibilizar y dar realidad a una nueva clase política, antes incluso de que recibiera el refrendo de las urnas. Felipe González, Enrique Tierno Galván, Santiago Carrillo, Marcelino Camacho, incluso Dolores Ibárruri, La Pasionaria. De hecho, una de las escasas portadas de la revista que no lleva desnudo femenino fue la del 24 de junio de 1976, protagonizada por un Marcelino Camacho enfundado en su característico jersey de cuello vuelto. Este esfuerzo de visibilización o «normalización» de una nueva clase política para la democracia, la verdad es que fue compartido por otras revistas como Cambio 16 o Cuadernos, Triunfo y algunas ilustradas, y puede considerarse como una de sus contribuciones más decisivas a la transición democrática.

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