Читать книгу El legado bibliográfico de Roque Chabás (1844-1912) a la Universitat de València. Estudio histórico-descriptivo онлайн
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La ventaja de hacerla en su casa, aparte de ser un lugar más céntrico que el domicilio de Serrano Morales, la constituía su propia biblioteca, que podía suplir la del otro bibliófilo; así se lo expuso a Llorente Olivares en una carta fechada en Denia, el 4 de marzo de 1908: «Cuando vaya a Valencia ya trataremos de reunir los domingos por la tarde en mi casa (donde también hay libros) a los que íbamos a casa Serrano; aún es un punto más céntrico».9 Posteriormente, el hijo de Llorente Olivares, Llorente Falcó, dará noticia de ella10 tildándola de «investigadores de los anales valencianos». Entre los nuevos integrantes mencionaba a los contertulios Pascual Boronat, Juan Chabret, Francisco Almarche, José Sanchis Sivera, José Rodrigo Pertegás o Luis Cebrián.
No es la primera vez que Chabás hace esta mención explícita a su biblioteca, puesto que esta aparece referenciada, de manera documental, en su primer testamento, donde la incluye de manera singular.11
En 1894, a la edad de 49 años, Chabás sufrió una grave enfermedad que hizo temer por su vida, hecho que provocó su necesidad de testar. En ese testamento él establecía como albaceas al sacerdote Vicente Peretó Sapena,12 en ese momento arcipreste de Llíria (Valencia), y a sus parientes colaterales Francisca Merle y Cañamás y Francisco Merle y Vargas; su elección, seguramente, se debió a sus antecedentes familiares en la administración de bienes patrimoniales. La bisabuela materna de Roque, Isabel Garcés, enviudó y se casó en segundas nupcias con Roque Merle, también de origen francés como sus ascendientes paternos, quien era militar y comerciante como su primer marido. Los abuelos de Roque Chabás, Andrés Chabás Merle y María Fornells Garcés, sufrieron diversos exilios ocasionados por sus orígenes franceses, primero, por las guerras contra Francia de 1793 y, después, por la Guerra de la Independencia. En estos intervalos Roque Merle custodió y administró todos sus bienes con fidelidad, por este motivo y con esos antecedentes, los debió elegir como albaceas de su testamento.13 En su testamento, su biblioteca era mencionada en dos apartados, en concreto, en el sexto, «Faculta a sus buenos amigos Don Antonio Chabret y Don Enrique Serrano para que cada uno de ellos escoja de su librería una obra, la que gusten, compuesta de uno o dos tomos», y en el apartado séptimo: