Читать книгу Universidad y Sociedad: Historia y pervivencias онлайн

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Pero desde el punto de vista académico, lo más destacable de su actividad fueron sus investigaciones, tanto sobre pensamiento económico como sobre historia política y social. Como historiador, Lluch desde siempre buscaba explorar la génesis (los factores, fundamentos y procesos) de las experiencias históricas que han condicionado el siglo XX, sin desatender –y esto es importante para lo que vamos a comentar– las alternativas que se plantearon y no se desarrollaron, pero que explican tendencias, líneas segmentadas de historia que retornan.88

Así sucede exactamente con la cuestión de la organización territorial de España. Las investigaciones que desarrolló se vinculaban a dar respuesta a estas cuestiones. Exhumó y analizó los planteamientos neoforalistas de la Corona de Aragón que no se impusieron, que fueron vencidos por imponerse los centralistas. Sin embargo, los planteamientos derrotados laten y en determinados momentos del XVIII, del XIX, del XX (y del XXI) retornan. Se trataba de investigar con erudición contundente la vieja cuestión de la organización territorial de las Españas. Y a ello se dedicó los últimos años de su vida. En sus libros La Catalunya vençuda del segle XVIII (1996), Las Españas vencidas del siglo XVIII (1999), La alternativa catalana (1700-1714-1740) (2000) plantea una reflexión sobre la organización territorial de España basada en estudios históricos sólidos en los que exhuma material de archivo y manuscritos a veces totalmente olvidados.89 En su investigación, Lluch arranca en el siglo XVIII porque de haberse seguido con el neoforalismo que tenían los cuatro territorios de la Corona de Aragón en vez del unitarismo centralizador, tal vez se hubiese seguido un camino histórico distinto, a la inglesa o la holandesa, y menos traumático.90 La centralización borbónica eliminó antiguas libertades (mayores o menores), hipermilitarizó los territorios de la Monarquía tanto en España como en América, no potenció el pensamiento crítico aunque existiese, prohibió el uso administrativo y religioso de los idiomas que no fuesen el castellano… Era partidario, en fin, de la convivencia de formas e identidades culturales e historias diversas que compartían España y se beneficiaban mutuamente por esta convivencia.91 Tuvo una idea de España como pluralidad y creía que debían buscarse fórmulas para la integración en el marco constitucional de los hechos diferenciales. Y, lógicamente, desde esta perspectiva, polemizó con profesores que defendían otras posiciones.

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