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HIPIAS. —Al parecer así debe de ser.
SÓCRATES. —Por lo tanto, ya ves que es el mismo hombre el que miente y dice la verdad sobre este punto, y que el hombre veraz no es mejor que el mentiroso, puesto que es la misma persona, y que no hay entre ellos una oposición absoluta como tú creías hace un momento.
HIPIAS. —Es cierto que con relación al cálculo no parece que sean dos hombres.
SÓCRATES. —¿Quieres que examinemos esto con relación a otro objeto?
HIPIAS. —En buen hora, si lo crees conveniente.
SÓCRATES. —¿No estás tú versado también en geometría?
HIPIAS. —Lo estoy.
SÓCRATES. —Y bien, ¿no sucede lo mismo respecto a la geometría? El mismo hombre, es decir, el geómetra, ¿no es capaz de mentir y de decir la verdad acerca de las figuras?
HIPIAS. —Sí.
SÓCRATES. —¿Hay otro que él, que sea bueno en esta ciencia?
HIPIAS. —Ningún otro.
SÓCRATES. —El geómetra bueno y hábil, es por consiguiente, muy capaz de hacer lo uno y lo otro, y si hay alguno que pueda mentir sobre las figuras, es el buen geómetra, puesto que es el que tiene la capacidad de hacerlo, mientras que el hombre incapaz en este género está en la imposibilidad de mentir. Y así no pudiendo mentir, no puede hacerse mentiroso, en lo cual ya estamos conformes.