Читать книгу Melanie Klein. Envidia y gratitud. La matriz del odio y del amor онлайн
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Unos años antes Berlín había rechazado el freudismo. Ahora Abraham escribía a Freud, “Berlín clama por el psicoanálisis.”
Melanie Klein compartía con frecuencia la vida relajada de la gran ciudad (museos, conferencias, bailes, cenas, cafés...), con una amiga inglesa, Alix Strachey, también psicoanalista, y que se analizaba igualmente con Abraham. En su correspondencia con su esposo, James Strachey, Alix describe a la Melanie de ese momento:
Se arreglaba elaboradamente, como una especie de Cleopatra de profundísimo escote, fleco y colorete... Excitada y temerosa, con la determinación de tener mil aventuras... Una especie de Semíramis heterosexual vestida con la mayor elegancia, esperando arrojarse sobre alguien repentinamente (Meisel y Kendrick, 1985: 167).
En 1925 Melanie conoció a Chezkel Zvi Kloetzel, un periodista y escritor de libros infantiles y sostuvo con él una relación amorosa intermitente que duraría hasta la muerte de Kloetzel en 1951.
Desde 1921, Melanie había comenzado a trabajar como psicoanalista de niños en el marco de la Policlínica. Entre ese año y 1925, trató a veintidós pequeños pacientes que habían de ser el punto de referencia de la creación del psicoanálisis infantil. En 1922 mudó su consultorio a su casa y al año siguiente empezó a emplear juguetes como parte del tratamiento.