Читать книгу Melanie Klein. Envidia y gratitud. La matriz del odio y del amor онлайн
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El entusiasmo que causaron en Londres las ideas kleinianas parece reflejado en un incidente recogido por Winnicott: James Strachey, su analista, habría interrumpido una sesión para hablarle, emocionado, de Melanie Klein (Winnicott, 1993: 225).
Pero las diferencias con la teoría clásica produjeron una creciente hostilidad en Viena. La discusión con Anna Freud que ya había surgido desde 1927 a propósito de las distintas maneras de concebir el psicoanálisis infantil comenzaron a tornarse amargas.
Un episodio depresivo tal vez desencadenado por la partida a Israel de Kloetzel, el amante intermitente que la visitaba, y por la muerte de Sandor Ferenczi en 1933, la llevó a emprender un tratamiento con Silvia Payne. En abril de 1934 su hijo Hans cayó por un precipicio durante una excursión por las montañas. Melitta sentenció: suicidio. Y aunque Erich, el hijo menor, lo negó categóricamente varios miembros de la Sociedad Británica lo creyeron. Melanie habría sido la culpable por su deficiente desempeño como madre.