Читать книгу Melanie Klein. Envidia y gratitud. La matriz del odio y del amor онлайн

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Las descripciones de Melanie Klein en esa época eran las de una persona siempre preocupada, en un estado de ensoñación en el que constantemente surgían nuevas ideas. Virginia Wolf la describió en 1939 como “...una mujer de carácter y fuerza, con cierto —¿cómo diría?— no oficio, sino sutileza sumergida: una especie de trabajo subterráneo. Un tirón, un giro como una corriente submarina, amenazadora. Una señora campechana, con unos ojazos brillantes e imaginativos” (Zaretsky, 2004: 386).

La amargura del odio de Melitta se compensaba con una relación cálida y frecuente con su hijo Erich y su familia. En 1937 nació su nieto Michael a quien Melanie amó siempre.

La llegada a Londres de los analistas alemanes y austríacos emigrados, con los Freud a la cabeza (1938), expulsados por el nazismo, complicó las cosas para Klein, que entonces contaba con muchos seguidores. La Asociación se convirtió en un remedo de la guerra en que las hostilidades no eran menos violentas. Freud murió en 1939 y Anna se constituyó en la heredera universal de su legado. Los bombardeos alemanes sobre Londres dificultaban el trabajo; Melanie se trasladó a Cambridge con Susan Isaacs y más tarde a Pitlochry, en Escocia, en donde residiría durante un año mientras trataba a Richard, un niño de siete años, el personaje central de su último libro.

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