Читать книгу Conservación en la Patagonia Chilena. Evaluación del conocimiento, oportunidades y desafíos онлайн

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En general, la falta de conocimiento respecto del funcionamiento de los ecosistemas y, en especial sobre los ciclos de nutrientes, representa una brecha importante para evaluar y anticipar los impactos de los distintos motores del cambio global. En un escenario de cambio climático donde las temperaturas se incrementarán, y los eventos de precipitación serán cada vez más extremos, este conocimiento es esencial. La información disponible en la Patagonia argentina sugiere una fuerte interacción entre cambio climático y la actividad ganadera sobre el ciclo del carbono y en particular sobre el carbono orgánico del suelo (Peri et al., 2018). Estos autores sugieren que el manejo de la carga ganadera es esencial para la mantención de la productividad del suelo. Sin embargo, se requiere mayor investigación de largo plazo sobre procesos ecosistémicos claves asociados a la descomposición y ciclaje de nutrientes, así como de la microbiota del suelo.

Los cambios de temperatura del aire cerca de la superficie proyectados por modelos globales para la Patagonia son, en magnitud, menores que los esperados para otros sectores cono sur, en parte debido al efecto de aminoración térmica que genera la reducida masa terrestre en relación con el océano circundante y su inmensa inercia térmica. No obstante, existe consenso en que la Patagonia chilena aumentará la temperatura, aumento que varía espacialmente desde 1,1 a 1,7 °C hacia fines de siglo (2070) y bajo escenarios moderados de emisiones de gases con efecto invernadero (RCP4.5), valores que son comparable con los rangos actuales de variabilidad interanual sobre esta región, pero que pueden tener consecuencias importantes en el sistema terrestre y costero. De manera similar, la máxima disminución en precipitación corresponde a una reducción de entre 5,5 y 116 mm lo que concuerda con las tendencias a reducción señaladas por otros autores (Boisier et al., 2018). Aunque Patagonia presenta un clima híper húmedo, y estas diferencias proyectadas hacia fines de siglo no cambiarán tal condición, sí pueden llegar a tener un impacto sustancial en sistemas terrestres y marinos (Soto et al., 2019), estos últimos mediados por la caída en el transporte de agua dulce hacia la zona costera alterando los complejos balances hidrobiológicos en ese sector. Por lo demás, los cambios proyectados por los modelos dan cuenta de la alteración de la condición media. Sobre esta se superponen variaciones interanuales (como las producidas por el fenómeno ENOS) que pueden llevar a un incremento en la ocurrencia de sequias extremas como la ocurrida el verano de 2016 (Garreaud, 2018; Aguayo et al., 2019) con las gravísimas consecuencias socio-ambientales de las que fuimos testigos debido al gran evento FAN en el verano otoño de ese año (León-Muñoz et al., 2018). Lo anterior coincide con los análisis de excedencia de los modelos globales de clima, los que predicen un incremento en la probabilidad de observar eventos más extremos que los conocidos en las temperaturas mínimas y máximas y en la longitud e intensidad de sequías (Diffenbaugh et al., 2018).

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