Читать книгу Conservación en la Patagonia Chilena. Evaluación del conocimiento, oportunidades y desafíos онлайн

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Tacón et al. (2021) señalan que el SNASPE de la región patagónica chilena establece protección legal para ca., el 83% de la superficie de nieves y glaciares (29.784 km2), el 40% de la superficie de los bosques nativos (36.168 km2) y matorrales, un 68% de la superficie de turberas (22.042 km2). Esta proporción de los distintos ambientes sugiere que aún existen desafíos de conservación relevantes, especialmente en las zonas menos intervenidas, que han sido identificadas tanto dentro como fuera de áreas protegidas (Astorga et al., 2021; Pliscoff et al., 2021; Reid et al., 2021). Una omisión importante de la conservación pública son las vastas zonas de humedales y turberas, que son particularmente frágiles a los impactos del cambio climático e intervención humana (Mansilla et al., 2021).

La mayor parte de los estudios de servicios o beneficios ecosistémicos para la sociedad realizados en Chile se centran en aguas continentales, pero existe escasa información sobre el valor de los ecosistemas de agua dulce de la región patagónica (Reid et al., 2021). Los escasos estudios del tema en la Patagonia occidental austral provienen de la cuenca de Aysén y de isla Navarino/Tierra del Fuego (Bachmann-Vargas et al., 2014). Para comprender mejor la relación entre la provisión de agua para los seres humanos y el bosque bien conservado, se necesita suplementar una red de estaciones pluviométricas en arroyos de cabeceras (que también proveen agua potable a muchas comunidades rurales), distribuidos a lo largo del gradiente bioclimático de la Patagonia occidental. Junto con el monitoreo de los flujos, es importante proteger estas cabeceras de cuenca con alguna figura legal que evite su mal manejo y degradación (Astorga et al., 2021).

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