Читать книгу Conservación en la Patagonia Chilena. Evaluación del conocimiento, oportunidades y desafíos онлайн

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Otro tipo de áreas de protección de la biodiversidad patagónica que han intentado integrar investigación, educación y participación social en la gestión son las Reservas de la Biósfera (RB). Las primeras dos RB presentes en la Patagonia chilena fueron declaradas el año 1978: Torres del Paine y Laguna San Rafael. Las RB declaradas después del año 2000 se ampliaron para seguir la lógica propuesta por UNESCO de constituir paisajes de conservación, incluyendo áreas núcleo, zonas de amortiguación, corredores biológicos y áreas de manejo de recursos naturales, con apoyo científico en la toma de decisiones y participación ciudadana en la gestión. Sin embargo, en la mayoría de las RB en Chile no se han concretado estos propósitos y no es clara su real inserción en el sistema nacional de áreas protegidas.

A nuestro parecer, si se cumplieran sus objetivos teóricos, las RB podrían constituirse en modelos de gestión para toda la región patagónica bajo el paradigma de conservación integrada mar-tierra-sociedad, porque se enfocan en paisajes con alta complejidad de ambientes y usos y porque sus habitantes juegan un papel central. Se ha considerado (Rozzi et al., 2012) la adopción de este modelo de RB para conectar los extremos norte y sur de la región patagónica chilena, donde el área actualmente dedicada a la conservación pública y privada alcanza la proporción relativa más alta del país y donde es prioritario extender la conservación, desde el borde costero hacia los océanos que conforman el entorno de archipiélagos y canales. En este esquema se debe considerar que todas las áreas protegidas de la Patagonia chilena albergan actividades turísticas y emprendimientos que impulsan el desarrollo de localidades y comunas aledañas (Guala et al., 2021; Nahuelhual et al., 2021).

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