Читать книгу Enemigos íntimos. España y los Estados Unidos antes de la Guerra de Cuba (1865-1898) онлайн

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Andrew Johnson

Fuente: NARA

La deuda generada por el conflicto y los problemas de la Reconstrucción de los Estados del Sur fueron un obstáculo insuperable para cualquier iniciativa expansionista hasta los años ochenta del siglo XIX. En vez de eso, la administración Johnson (1865-1869) concentró su atención en los problemas pendientes con México y Gran Bretaña. México había sido ocupado por las tropas francesas desde 1862 con el objetivo de imponer un protectorado con un monarca títere al frente, el archiduque Maximiliano de Habsburgo. Sin embargo, el gobierno republicano depuesto, presidido por Benito Juárez, había conseguido resistir en el norte del país con apoyo norteamericano. A partir de 1865, Washington presionó a Francia para que retirase sus tropas de México. Sin embargo, la administración rechazó la tentación de intervenir militarmente y se contentó con presionar diplomáticamente a Francia hasta que Napoleón III anunció la retirada de sus tropas en 18663.

Los problemas con Gran Bretaña no se resolverían hasta la llegada de la administración Grant. Washington responsabilizaba al gobierno británico de haber prolongado la Guerra Civil por su apoyo indirecto a la Confederación y reclamaba una indemnización económica por los daños directos causados por barcos confederados construidos en puertos británicos, como el emblemático C.S.S. Alabama. El poderoso chairman del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Charles Sumner, llegó a sugerir la anexión de Canadá como compensación y nacionalistas irlandeses establecidos en los Estados Unidos lanzaron varias expediciones infructuosas sobre el dominio británico, pero la resolución del conflicto siguió empantanada.

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