Читать книгу El no alineamiento activo y América Latina. Una doctrina para el nuevo siglo онлайн

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A lo largo del texto intenté mostrar que tanto en el nivel internacional como el continental habría un espacio para desplegar una DDE. En efecto, el estado de rivalidad con interdependencia, ya sea que se estabilice o deteriore, entre Estados Unidos y China no debiera ser interpretado como un llamado a la pasividad: por el contrario, exige repensar y actualizar la política exterior de los países de América Latina. La región, que cohabita con una superpotencia en declive relativo –lo que conduciría a ponderar eventuales márgenes mayores de autonomía relativa–, bien pudiera aprender de otras regiones que han dinamizado su diplomacia ante la transición de poder. Por ejemplo, los países del Sudeste de Asia que conviven con una gran potencia ascendente como China, han rehusado ser espectadores impasibles de ese auge. Las naciones del área, pequeñas, medianas y grandes, buscan incidir sobre el ascenso de Beijing para canalizarlo a los fines de reducir la incertidumbre política, asegurar la flexibilidad diplomática y afianzar los beneficios económicos.

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