Читать книгу El no alineamiento activo y América Latina. Una doctrina para el nuevo siglo онлайн

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El primero de ellos se refiere al libre comercio. El principio del libre comercio fue uno de los pilares del Orden Internacional Liberal y fue impulsado como tal por sus principales proponentes, las potencias anglosajonas como los Estados Unidos y el Reino Unido (Ikenberry, 2020). El libre acceso a los mercados fue definido como piedra filosofal del sistema internacional. A partir de 2017, sin embargo, la defensa del libre comercio fue abandonada por los Estados Unidos, quien abrazó en cambio un principio muy distinto, el del “comercio justo”. Estados Unidos denunció el Acuerdo Trans Pacífico, comenzó a aplicar aranceles a diestra y siniestra, y políticas comerciales discriminatorias en forma rutinaria (Cooley y Nexon 2020). Una de las cláusulas claves para Washington en la renegociación del TLCAN con Canadá y con México en 2019, fue una que prohibió, de facto, la firma de alguno de los Estados miembros de un TLCcon China.

El segundo alude a la globalización. La fase actual de la globalización (iniciada, grosso modo, en 1980), gatillada, sobre todo, por la revolución en las TI y las telecomunicaciones, fue, asimismo, apoyada por las potencias del Atlántico Norte, en el entendido que su superioridad científica y tecnológica las llevarían a ser las principales beneficiarias de este proceso. Y si bien algo de ello ocurrió, sobre todo en las décadas iniciales, ello no se desarrolló acorde a lo que muchos habían proyectado. De hecho, en el nuevo siglo, han sido los así llamados “gigantes asiáticos”, China e India, los que más se han beneficiado de la globalización (Friedman 2005). Sus altas tasas de crecimiento y acelerada industrialización no han dejado de impactar al sector manufacturero en los países del Norte, llevando al cierre de numerosas fábricas, sobre todo en el sector siderúrgico y de la industria automotriz, en el Medio Oeste de los Estados Unidos y el Norte de Inglaterra. Ello, a su vez, ha gatillado una poderosa reacción antiglobalización en vastos sectores de la población, llevando al resultado del referéndum a favor del Brexit en el Reino Unido en junio de 2016, así como a la elección de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos en noviembre de ese mismo año (Hopkin 2020).

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