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Antes de empezar a correr y saltar, hay que hacer estiramientos para preparar los músculos y que no te den tirones. El mayor del grupo este año es Carlos Suárez, de 2º de Primaria. A veces dirige él los estiramientos cuando Muñiz se va a dar un recado a la entrenadora de vóley. Hay que hacer lo que manda Carlos hasta que vuelva Muñiz, que suele tardar bastante. Después de estirar hacemos fondo; o sea, correr mucho. Hay que ir hasta el campo de fútbol que está lejísimos. Cuando llegamos yo ya estoy cansado. ¡Hala, tres vueltas al campo para empezar! Cuando todavía voy por la primera, Muñiz grita: “¡al autobús!”, porque ya terminó la clase. No sé cuando saltaremos vallas o altura, porque si no corremos más, nunca nos va a dar tiempo.

Por ser los pequeños no tenemos que cambiarnos para volver a casa; podemos ir en chándal. ¡Menos mal! Un día entré en el vestuario. Están todos los niños mezclados: mayores, medianos, pequeños… Huele fatal y se resbala mucho. Los mayores se gastan bromas y dejan caer la ropa de alguno al suelo; puede mojarse o mancharse. Yo creo que no tiene gracia. Se oyen muchas palabrotas porque no hay profesores ni entrenadores. Bueno, los entrenadores sí dicen palabrotas, ¡y de las gordas! Sobre todo los de fútbol cuando los jugadores no les hacen caso en los partidos de los sábados. Un día os contaré lo que pasa en esos partidos.

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