Читать книгу El ocaso de los dominios valencianos de los Medinaceli. El tránsito del antiguo régimen al liberalismo en los estados señoriales de Segorbe, Dénia y Aitona онлайн
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Sin embargo, el constante aumento del cultivo del olivo durante el siglo XVIII, fundamentalmente en la población de Eslida, provocó un cambio de estrategia en la Casa ducal, que hizo valer sus prerrogativas. En las escrituras de establecimientos de almazaras se incluía que el señor las concedía con la condición de poder recuperarlas siempre que lo considerase oportuno, pagando un precio justo por ellas, y en el caso de no interesarse por su adquisición y querer construir una nueva de su cuenta, las anteriores deberían cesar inmediatamente en su actividad. La visita general del año 1765 supuso, para las almazaras, como para tantos otros derechos y percepciones señoriales, un punto de inflexión. Los agentes ducales personados en aquella visita pudieron comprobar los perjuicios ocasionados en los últimos años. En l’Alcúdia, el duque recibía anualmente por la almazara poco más de 40 reales y la villa la arrendaba por 2.400; en Aín percibía 2 reales y el propietario ingresaba más de 1.050; en Suera no disponemos de datos, pero la situación no sería muy diferente. Pero era en Eslida donde la realidad se tornaba más gravosa porque la villa ingresaba 3.000 reales anuales, cuando solo pagaba 15 reales de canon al duque.