Читать книгу El ocaso de los dominios valencianos de los Medinaceli. El tránsito del antiguo régimen al liberalismo en los estados señoriales de Segorbe, Dénia y Aitona онлайн

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Mayores honores y reconocimiento recibió el segundo conde de Aitona, Francisco de Moncada y Cardona. Virrey de Cataluña y, principalmente, de Valencia, donde desempeñó el cargo durante más de quince años, Francisco de Moncada se convirtió en un personaje clave para Felipe II, en un momento en el que la política exterior española consumía los esfuerzos, los desvelos y las rentas del país, y el monarca necesitaba mantener bien controlados los diferentes reinos. Y Francisco de Moncada, en su prolongadísimo virreinato, supo sujetar un territorio potencialmente turbulento en aquella época como el valenciano.ssss1 La recompensa se tradujo en la concesión en 1588 del título de marqués de Aitona. Pero la importancia que tuvo el primer marqués para el linaje no solo residió en la recobrada ascendencia política y el encumbramiento nobiliario, también en la notable ampliación patrimonial. Francisco de Moncada había contraído matrimonio con Lucrecia Gralla, lo que supuso la incorporación a la Casa de distintos bienes patrimoniales, fundamentalmente en la ciudad de Barcelona, de entre los que destaca el palacio conocido como la «Casa Gralla». Pero el mayor incremento de posesiones se produjo entre los años 1566 y 1574 por la compra a Luis Enríquez de Cabrera, del linaje de los almirantes de Castilla, del Condado de Osona y los vizcondados de Cabrera y Bas.


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